Las fiestas de la libertad


Por Fancisco Solís


Con el gusto y agradecimiento de poder de participar en este espacio quiero proponerles la siguiente reflexión.

Como todos sabemos, esta semana conmemoramos 2 siglos del inicio de la lucha armada que culminaría con la declaración de la Nueva España como un territorio independiente de la Península.

¿Porque el tradicional grito se sigue dando la noche del 15 y no el 16? ¿Porque celebramos con desmesurado el inicio el inicio (15 y 16) y un par de semanas después la fecha que enmarca la culminación del movimiento, me refiero al 27 de septiembre, pasa casi inadvertida? ¿Era una Colonia o un Territorio? etc. todas estas y muchas más son cuestiones ante las cuales no hay consenso y que están en la base de nuestra identidad.

No obstante, indiscutiblemente, uno de los primeros frutos y más grandes herencias de este movimiento ha sido la libertad, no solo por la abolición de la esclavitud, sino por el reconocimiento de este derecho como natural y inherente a todo ser humano. Y es que ningún sistema sea político, jurídico, religioso o de cualquier otro tipo, puede “otorgar” la libertad como si se tratara de un privilegio que se concesione, se de como recompensa o premio o simplemente se preste por gratitud. Lo más que puede y debe hacer un gobierno es reconocer esta
cualidad innata a las personas y garantizar su sano ejercicio.

La libertad es la ausencia de necesidad de hacer, pensar o creer, por ello la libertad se opone al determinismo. Aun quienes no estamos de acuerdo con la mercadotecnia gubernamental del bicentenario, ni con la cantidad de recursos que se emplean en la misma, ni con el mega puente o incluso quienes disentimos de la historia oficial tenemos, en la libertad generada por la lucha de independencia, una razón suficiente para celebrar estas fechas.

¡Felices fiestas patrias!

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